domingo, 30 de junio de 2013

CD 83 – Joan Manuel Serrat: La Radio con Botas (I)


Esta es la presentación que hizo Joan Manuel Serrat de su audición “La radio con botas”, el día de su inauguración, el 1 de abril de 1991: *
“Buenas noches, soy Joan Manuel Serrat, y dadas las circunstancias, me siento en la obligación de prevenirles que a partir de hoy y a lo largo de tres meses, estaré con ustedes –si quieren acompañarme– de lunes a viernes a esta misma hora. Y ustedes se preguntarán qué se le ha perdido a éste en la radio…, pues tengo mis razones.
Se lo explicaré: todo empezó una soleada mañana de invierno, mientras paseaba por el rastro de la Plaza de las Glorias, donde los traficantes de antiguallas ofrecen al mejor postor sus tesoros, ventiladores oxidados, muebles carcomidos, trajes apolillados,… cuando de repente, entre los muchos cachivaches en desorden, reparé en una vieja radio. Era arqueología de primera mano…  Me dirigí al viejo mercader que estaba al frente del negocio y le pedí precio por ello. “No se la aconsejo, amigo. Es una radio con botas” –me respondió, tomándola entre sus manos con el mismo cuidado con el que se transporta un plato de sopa llena hasta el borde– “Solo le traerá complicaciones. Está enferma, enferma de la cabeza; está colgada como esos abuelos que sólo hablan de sus buenos tiempos, de la república, de María Castaña. Se ve, que de joven tuvo un revés sentimental y ‘se colgó’ y ya no hace más que repetir cosas como de que ‘Ustedes son formidables’, dice que hay Guerra en Corea y no para de contar historias de uno que se pasaba la vida inaugurando pantanos y persiguiendo a los rojos. El otro día, sin ir más lejos, yo quería escuchar al ‘Butanito’, la encendí y apareció una tal Ama Rosa
“Eso no tiene precio” –grité sin poder contener mi entusiasmo–. “Usted sí que no tiene precio, amigo” –me dijo–, “¿de verdad que le interesa?… ¡Cómo es la gente!, ande, llévesela. Se la regalo. Y si le da mucho la lata, pues la lleva al asilo o la deja tirada en cualquier portal, que la gente no está para monsergas, amigo… y nadie le va a dar un duro por ella, se lo digo yo”. Y me la llevé a casa. Y le limpié las heridas. Y ella, despacito, me ha ido contando todo cuanto sabía de nosotros. No hizo falta enchufarla. Ella misma se calzó las botas y juntos, de la mano, nos pusimos a recorrer nuestros ayeres. Ella, con sus botas, y yo con mi memoria. Y en eso andamos. Y por eso estamos aquí…
Buenas noches, bienvenidos a “La Radio con Botas”…”
* Recopilado originalmente por Paco Escámez Reverte

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